LOS SECRETOS DE LOS TRATAMIENTOS DE ÁCIDO HIALURÓNICO EN EL CONTORNO OCULAR

 Las arrugas, las bolsas bajo los ojos y las ojeras son imperfecciones que restan belleza a nuestra mirada. ¿Cómo puede el ácido hialurónico ayudar a corregir o al menos reducir estos problemas?

Los ojos, como bien se dice, son el espejo del alma… y también de nuestra salud. El contorno ocular es una zona especialmente delicada debido a lo fina que es su piel, lo que permite que se transparenten los vasos sanguíneos y otras estructuras subyacentes. Además, esta zona carece de glándulas sebáceas y sudoríparas, lo que la hace aún más vulnerable. Por eso aparecen las temidas ojeras, arrugas y bolsas. Las ojeras, en particular, dan al rostro un aspecto cansado y envejecido, apagando el atractivo general de la cara.

¿Por qué aparecen las ojeras?

Las causas pueden ser múltiples: factores genéticos, problemas de microcirculación, hundimiento del surco lagrimal, estilo de vida, mala calidad del sueño, exposición al sol, cambios de temperatura, alimentación deficiente o tabaquismo. Además de tratar las causas de fondo, en casos más marcados se puede recurrir a tratamientos dermoestéticos específicos, como microinyecciones de ácido hialurónico.

¿Qué causa las arrugas y las bolsas bajo los ojos?

Tanto las arrugas como las bolsas se relacionan con la pérdida de tono en la piel, algo más común en personas con piel clara o que no protegen bien sus ojos del sol con gafas adecuadas. En ciertos casos, el adelgazamiento de la piel permite que la grasa que rodea el ojo se desplace hacia delante, formando bolsas evidentes. Cuando esto ocurre, la solución es quirúrgica (blefaroplastia). No obstante, con una buena rutina diaria se puede prevenir o retrasar su aparición: limpieza suave pero eficaz, cremas y sérums específicos para el contorno de ojos, y uso habitual de gafas de sol.

¿Relleno o tratamiento revitalizante? Soluciones para la zona de los ojos

Las inyecciones de ácido hialurónico en la zona periocular pueden ser muy eficaces para tratar imperfecciones. Si se opta por un relleno, debe elegirse un producto fluido, adecuado para una piel tan fina, ya que uno demasiado denso podría generar un exceso de volumen no deseado. Un ácido hialurónico ligeramente reticulado tiene la viscosidad ideal para esta área. Si el objetivo es revitalizar, alisar y tonificar, se recomienda el uso de ácido hialurónico no reticulado.

Eso sí, estas inyecciones deben ser aplicadas por profesionales con gran experiencia, ya que una mala técnica —por ejemplo, si se inyecta por debajo del septo ocular— puede provocar acumulaciones difíciles de reabsorber. Además, cada tratamiento debe ser personalizado, ya que no todos los pacientes presentan el mismo problema: algunos tienen ojeras, otros arrugas o bolsas, y otros combinaciones de estas.

El efecto del ácido hialurónico en las ojeras

Las ojeras, es decir, la pigmentación marrón o violácea del párpado inferior, pueden tener varias causas. Un tono violáceo suele deberse a una piel excesivamente fina que deja ver los vasos sanguíneos. En cambio, la pigmentación marrón puede estar relacionada con la exposición crónica al sol. El tratamiento con ácido hialurónico puede mejorar ambas situaciones: engrosando la piel y ofreciendo un efecto antioxidante.

… y su efecto en las arrugas y bolsas

Las arrugas del contorno ocular responden bien a los rellenos de ácido hialurónico ligeramente reticulado, específicos para esta zona. En cuanto a las bolsas, las inyecciones rara vez son una solución definitiva, ya que muchas veces se deben al desplazamiento de la grasa orbital. Sin embargo, si se detecta una predisposición temprana a desarrollarlas, los tratamientos preventivos con ácido hialurónico pueden ayudar a retrasar su aparición.

Antes de realizar cualquier procedimiento en esta zona tan delicada, es imprescindible una evaluación precisa para determinar el producto, la técnica y el plan de tratamiento adecuado. Además, la rutina diaria también influye mucho en los resultados: usar productos específicos de rápida absorción, que no irriten, junto a un estilo de vida saludable —buena alimentación, poco azúcar y alcohol, suficiente descanso, ejercicio moderado y protección solar— son claves para mantener una mirada luminosa y descansada.