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«UNA VEZ QUE DESAPARECE EL EFECTO DEL RELLENO, LOS LABIOS PARECEN MÁS FINOS Y CON MENOS VOLUMEN QUE ANTES». ¿VERDADERO O FALSO?

di Antonello Tateo, Medico Specializzato in Chirurgia Plastica e Ricostruttiva

«UNA VEZ QUE DESAPARECE EL EFECTO DEL RELLENO, LOS LABIOS PARECEN MÁS FINOS Y CON MENOS VOLUMEN QUE ANTES». ¿VERDADERO O FALSO?

Es un falso mito, pero debemos recordar que incluso en estos se encuentra un poco de verdad: este en concreto nos enseña que existen procedimientos incorrectos o inadecuados.

La práctica de los tratamientos con ácido hialurónico está cada vez más extendida y, como suele ocurrir con la popularidad, aumentan las confusiones y las fake news. ¿Es cierto que, tras el tratamiento, los labios absorben el gel y se vuelven más finos que antes? Intentamos responder a esta pregunta profundizando un poco más.

¿Cuánto tarda en reabsorberse el ácido hialurónico?

Con el paso del tiempo, el ácido hialurónico es reabsorbido por el organismo. El tiempo que tarda en producirse este proceso tras un tratamiento de labios oscila entre no menos de 5-6 meses y un año. Esta escala temporal variable depende de varios factores: del tipo de gel utilizado, de la zona de los labios donde se aplique, del desgaste debido al movimiento y de los agentes externos -el sol, por ejemplo-. Y este tiempo varía de un individuo a otro.

Pero ¿es posible que, tras la absorción del gel, el volumen de los labios sea aún menor que antes de iniciar el tratamiento? Esta es la impresión de algunos pacientes después de haberse sometido al tratamiento.

En algunos casos, esta percepción puede verse reforzada por una reacción psicológica. Una vez que uno se acostumbra a tener unos labios más carnosos y mejor definidos, cuando se pasa el efecto puede sentirse frustración.

Sin embargo, esta percepción también puede ser síntoma de que el tratamiento no se ha realizado correctamente.

Cuando el relleno es demasiado rígido.

Si el relleno es demasiado rígido, el efecto inmediato es la percepción de unos labios con un evidente aumento de volumen, y es fácil engañar al paciente haciéndole creer que el efecto durará mucho tiempo.

Pero la realidad es que lo más probable es que suceda lo contrario. Al comprimir excesivamente el tejido del labio, el gel compromete su vitalidad y trofismo. Los niveles excesivamente altos de rigidez impiden que el gel se integre con el tejido. Especialmente durante un periodo de tiempo prolongado, esta situación puede provocar una reducción del volumen natural de los labios y una relajación de la la piel y la mucosa.

Es importante que el relleno posea las propiedades correctas.

Un gel óptimo debe poseer las propiedades elásticas correctas, ser capaz de integrarse con el tejido y debe administrarse de forma que el tejido no se comprima en exceso.

Si se cumplen estas condiciones, se puede preservar el tejido y, al mismo tiempo, reducir la fibrosis y la inflamación.

Imaginemos una esponja: es capaz de absorber una cantidad limitada de agua, mientras que el exceso se escurre. Lo mismo puede ocurrir en un tratamiento de labios con ácido hialurónico. La parte que pueda integrarse en el tejido no lo dañará y ofrecerá un volumen estable. La parte restante aumentará el volumen al principio, pero estará destinado a desaparecer rápidamente o migrar hacia otras zonas, sobre todo cuando se repita el tratamiento, lo que provocará un deterioro del tejido, tanto en forma como en volumen.

El procedimiento correcto para un tratamiento de labios es el que procede gradualmente, paso a paso y sin excesos. Aunque pueda parecer contrario a la intuición, en los labios más pequeños deben utilizarse cantidades reducidas de gel, mientras que en los más grandes deben emplearse cantidades mayores.

¿Cómo se puede identificar un enfoque correcto? Por el tiempo de reabsorción prolongado.

A diferencia de los casos mencionados al principio, muchas personas que se someten a un tratamiento experimentan una estabilización de la forma y el volumen con el paso del tiempo. Hasta el punto de que el especialista podría retrasar gradualmente la frecuencia de los tratamientos posteriores y disminuir la cantidad de gel necesaria para obtener el efecto deseado.

Esto ocurre cuando el gel tiene las propiedades físicas y estructurales correctas; cuando la expansión del tejido se ha programado de forma precisa y gradual; cuando el gel se ha absorbido de forma óptima en el tejido; cuando la técnica de inyección es óptima, lo que significa que la reacción inflamatoria posterior al tratamiento es mínima; y cuando fisiológicamente el tejido ha producido colágeno y se ha restablecido el volumen correcto.

En conclusión: ¿es cierta o falsa la afirmación del título?

Es falsa. Sin embargo, como habrás deducido y como se mencionaba al principio, los falsos mitos también tienen algo de verdad. ¿Un consejo? Evita los atajos y los excesos y confía en un especialista. El tiempo le dará la razón.

Medico Specializzato in Chirurgia Plastica e Ricostruttiva

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